Este articulo fue tomado del internet. Esperamos que los lectores de Catracho global lo toman como información adicional a la entrevista con el Lic. Carlos Urbizo recién publicada: LA CEIBA LA MAFIA DE NEW ORLEANS La situación de hambruna que se desarrolla en Sicilia obligó a los jefes de la Mafia a buscar mejores oportunidades fuera de la isla y de Europa. Informados los padrinos y capos de la organización criminal por los primeros sicilianos que a partir de 1815, emigraron al puerto sureño de Nueva Orleáns, de la urgente necesidad que se presentaba, no solo en la ciudad, si no en todo el Estado de Luisiana, de contratar cantidades de mano de obra campesina para trabajar en las plantaciones llenando el vacío dejado por los recién liberados negros esclavos; Es aprovechada por la organización el celebrar acuerdos y contratos con los dueños de las plantaciones de Nueva Orleáns y sus alrededores. Se trasladan en forma masiva y ordenada familias enteras de sicilianos, obedientes a la Mafia, dispuestos a pagar el tributo o cualquier ayuda y contribución que les pidiera la organización.
Prácticamente, la Mafia Siciliana se fue trasladando al sur de los Estados Unidos de América, llegando a Nueva Orleáns los primeros, por el año de 1860. Treinta años después, en 1890, ya eran unas treinta mil familias, número que comenzó a preocupar a las autoridades y al resto de la población de la ciudad, tanto por sus costumbres que chocaban con la idiosincrasia sajona puritana del sur, como sobre todo por el poder económico que habían logrado alcanzar los
Dirigentes Sicilianos a través de una efectiva Asociación más conocida en la región como: «La Mafia Siciliana de Nueva Orleáns». Giusseppe (Joseph o Joe) Machecca y sus hermanos eran de los grandes dirigentes de esta organización criminal. Por medio de las familias de Carlo y Antonio Matranga (otros escriben Mantranga o Mantragna), dominaba los muelles marinos y pluviales de la región, logrando tener un control férreo en la carga y descarga de la mercadería de los barcos que atracaban en los muelles del Mississippi; Incluso quisieron imponer un impuesto de peaje a las embarcaciones en tránsito hacia las comunidades ubicadas al norte del gigantesco río. A través de los hermanos Vincenzo y Giovanni Provenzzano; El padrino Giusseppe Macheca controla el negocio de las frutas y comestibles del enorme mercado Francés que surtía a toda la ciudad. Para ello los hermanos Provenzzano contaban con la eficacia del gran capataz Ángelo Bagnetto. La calle Decatur era la línea divisoria entre el mercado Francés y el área de los muelles. La mayoría de los inmigrantes sicilianos de Nueva Orleáns eran nacidos, o provenían de las ciudades de Palermo, Catania y Mesina, las tres ciudades más importantes de la isla. Generalmente eran parientes entre sí, integrados a familias extensas, unidas por sólidos lazos de consanguinidad.
Ningún Siciliano se exponía a establecerse por su propia cuenta en el puerto de Nueva Orleáns, si no contaba con la aprobación de los jefes de la Mafia, comprometiéndose a aceptar los dictados y normas de la organización criminal. A finales del siglo XIX, Nueva Orleáns era considerada por la organización como una «Cosa Nostra», una Sicilia de ultramar.
Por eso cuando el jefe del clan Vaccaro, Stéfano Vaccaro, manda a su hijo mayor Giusseppe (Joseph) Vaccaro a la ciudad de Nueva Orleáns en 1867, contando entonces 12 años de edad; lo hace bajo la protección y cuidado de «La Mafia Siciliana». Por el ambiente de férreo control que desde la Edad Media había impuesto la Mafia en la región de Palermo, es poco probable que Stéfano Vaccaro por su propia cuenta y riesgo, «se haya dedicado al negocio de frutas y legumbres en grande, logrando contactar relaciones comerciales de exportación e importación, con los Estados Unidos de América en tiempos de la Guerra Civil de Secesión» (16), sin contar con el apoyo o el visto bueno de la organización criminal. A eso se debe que al llegar a Nueva Orleáns el hermano mayor del clan Vaccaro, inmediatamente comienza a trabajar en la plantación «Magnolia», del poderoso y ultra conservador Gobernador de Luisiana Henry Clay Warmoth; cargo que parece ser es el que le consigue la Mafia. Es muy difícil asegurar que Giusseppe (Joseph) Vaccaro, en realidad haya sido «un afortunado en poder conseguir un trabajo a los 12 años, al no más tocar tierra», sin conocer a nadie y, sobre todo, sin tener conocimientos básicos del idioma inglés.
En el siglo XIX los jóvenes Sicilianos eran bastantes tímidos, inocentes y cohibidos debido a un excesivo proteccionismo familiar, en un ambiente de estricta obediencia y recta sumisión a la autoridad paternal. Ya adultos, al entrar al servicio de la organización, esta forma de educación y crianza les ayudaba en gran medida, a ser miembros de la Mafia obedientes y no deliberantes. Una de las características sobresalientes de los jefes de la Mafia, era la de considerarse verdaderos padres de los hijos de sus hermanos, amigos y hasta de familias enteras, de donde les viene el sobrenombre de: El Padrino. Sin el apoyo de uno de estos influyentes personajes, nadie podía dedicarse a los negocios y, desde luego, sobrevivir y tener éxito. Lo mismo le ocurrió a Salvatore D’ Antoni al organizar un negocio de ventas de legumbres en una pequeña tienda en el poblado de Burtville, distante diez millas al sur de Baton Rouge. Para el clan Vaccaro-D’ Antoni esta forma de vida de asesinatos, extorsión y chantaje era más que normal; Pues desde pequeños se acostumbraron ver estos métodos y procedimientos en su Palermo natal; Sobre todo Salvatore D’ Antoni al nacer y vivir sus primeros años en la aldea de Cefalú, distante siete kilómetros de la aldea de Alia, donde nace el famoso criminal mafioso Al Capone .
El jefe de la Mafia de Nueva Orleáns, Giusseppe Machecca, contaba con dos efectivos agentes en Honduras: El napolitano Enrique Pizzati, archí enemigo del alcalde Guadalupe Araque y de su esposa Teresa, con los que llegó a tener fuertes enfrentamientos de tipo político, y Santos Oteri. Los dos mantenían bien informado al Padrino Machecca del auge del negocio bananero en el sector ceibeño del Litoral Atlántico, motivándolo a presentar una solicitud de concesión al gobierno del General Luis Bográn, el cual le otorga una subvención a los vapores de la empresa «Machecca y Hermanos», el 5 de febrero de 1890 (Después que se concede esta contrata, se organiza la empresa Machecca Brothers Company con oficinas centrales en La Ceiba)
No es de extrañar que a través de sus agentes en Honduras, La Mafia Siciliana de Nueva Orleáns haya tenido contacto o relaciones con los gobernantes de este país, pues fueron muy activos en la política interna de Honduras. Tal de lo que podemos deducir del mensaje que le manda al Presidente Luis Bográn el señor Enrique Pizzati, el3 de noviembre de 1886:
«Las elecciones de la Municipalidad de La Ceiba se verificaron en el último domingo de octubre, como está dispuesto por la Ley, saliendo electo Alcalde el señor don Guadalupe Araque. Aunque yo lamento altamente esta elección, no por el destino de Alcalde, porque nada tendré que ver con él, sino porque en las próximas elecciones para Presidente, nos hará un obstáculo grandísimo, porque este Señor es un Arista consumado, y hábil para conseguir por cualquier medio que triunfe su candidatura, al extremo que, aquí es voz general, que no ha desperdiciado ni la compra, ni el licor, ni ningún medio para conseguirse votos para salir electo. A pesar de lo mucho que he trabajado para evitar este inconveniente, no me fue posible, y no sé hoy como podamos quitarnos este mal, que nos hará mucho daño en la elección de Presidente Próximo”.
Los primeros que se dedicaron en grande a comercializar con el banano en el sector ceibeño del Litoral Atlántico, a partir de 1870, fueron miembros prominentes de la Mafia Siciliana de Nueva Orleáns, unos directamente como Machecca y otros a través de sus agentes como Oteri; organizando empresas que le entraron de lleno a este negocio.
«Donde distintas Compañías Navieras se habían encargado de colocar la producción hondureña en el mercado Norteamericano»
«Oteri, un comerciante de frutas establecido en Nueva Orleáns, fue el primero en enviar un vapor a la Costa Atlántica de Honduras, el «E.B. WARD». Se recordará que el Presidente Soto subvencionó este barco para que estableciera una ruta periódica entre Honduras y Nueva Orleáns.
Las ganancias obtenidas determinaron la ampliación de la flota, y así se sumaron al Ward otras embarcaciones de pequeño calado, con las cuales quedó constituida la «Oteri Pionner Line». A este rentable negocio se agregó la Machecco
Brothers, la Central American Steamship, la Galveston Steamship, y años más tarde la Vaccaro Brothers, la cual fue la primera empresa que se ocupó de la producción directa de bananos en el territorio nacional”.
Otros escritores han comentado:
«En la década de 1870 los inmigrantes italianos se aventuraron en el negocio de la fruta en Centro América. Entre ellos se encontraban los hermanos Machecca y un Santos Oteri, que fue el primero en navegar un velero cargado de bananas de las Islas de la Bahía de Honduras a Nueva Orleáns. Los Machecca y Oteri fueron firmas que crecieron rápidamente. En 1878 cada uno contaba con su flota de veleros, poniéndose de acuerdo para dividirse la parte norte de Centroamérica: Oteri compraría de las Islas de la Bahía y las costas cercanas a Honduras. Los Machecca monopolizarían Belice, Guatemala y la costa de Honduras adyacente a Tela. La mayoría de la fruta era enviada a Nueva Orleáns. Un residente de Utila visitó Nueva Orleáns en 1876, y escribió que los muelles estaban llenos de barcos cargados de frutas de Utila. Este mismo escritor dio crédito a Santos Oteri, de haber introducido el primer barco de vapor al comercio bananero de Nueva Orleáns, el E. B. WARD”.
En el acuerdo que llegaron Machecca y Oteri en 1878, para poder operar comercialmente en la compra del banano en Centro América y las costas de Honduras, Machecca se queda con la mayor extensión de territorio para operar; sin embargo, este acuerdo duró muy poco debido a los sucesos trágicos que se dieron en Nueva Orleáns en 1890, a los que me refiero a continuación. Peter Dale Scott y Jonathan Marshall de las Universidades de Oxford y de Berkeley, publicaron en 1991 un documentado libro sobre el tráfico de armas, drogas y las actividades de la CIA en Centroamérica. En el libro sostienen que el reputado mafioso Joe (Giusseppe) Machecca, era el jefe del crimen organizado en Nueva Orleáns; y a comienzos de la década de 1870, uno de los primeros en dedicarse a la explotación del banano en Centroamérica.
Scott y Marshall sostienen que «un historiador del crimen organizado, afirma que desde el año de 1890, nadie podía descargar ningún flete en los muelles, sin que se pagara el respectivo tributo a la firma de Antonio y Carlo Matranga, originarios de Palermo.
Ningún negro o italiano se movería, a menos que tuviera órdenes fijas y directas de sus Jefes o Padrinos”. En el año de 1890 ocurrió un incidente sangriento en Nueva Orleáns, el cual tuvo repercusiones internacionales. El popular jefe de Policía de la ciudad, David Joseph Hennesy, de origen irlandés, fue asesinado a sangre fría en el área de los muelles del puerto. El Alcalde, y el resto de las autoridades de Nueva Orleáns, acusaron a la Mafia Siciliana, entonces la mayor y poderosa de los Estados Unidos; de haber cometido el crimen. Inmediatamente fueron arrestados: Giusseppe Machecca como jefe de la Mafia, Carlo Matranga padre, el brazo derecho de Machecca; Ángelo Bagnetto, capataz general de Matranga en los muelles; Pietro Monasterio; Bastian Incanpara; Enmanuelle Polizzi; Antonio Marchessi y su hijo Gaspare Marchessi y otros tres miembros más fueron enjuiciados, pero el Jurado por miedo a una represalia de la Mafia, declaró a todos inocentes. Este fallo provocó la cólera de la población de Nueva Orleáns, estallando una rebelión popular encabezado por el Alcalde Joseph Mackeia, tomando la justicia por sus Manos, asesinaron a diez de los once Sicilianos detenidos en la prisión de la ciudad. El incidente tuvo repercusiones internacionales a tal grado, que «provocó la suspensión de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos e Italia». De inmediato, la mayoría de los miembros de «LA MAFIA SICILIANA DE NUEVA ORLEANS» se trasladaron a la ciudades de Nueva York y Chicago, ciudades donde volvió a renacer la organización criminal con nuevos bríos, sobre todo entre 1910 a 1950.
Los Sicilianos que se quedaron viviendo en Nueva Orleáns, como los Vaccaro y los D’ Antoni, en un abrir y cerrar de ojos se encontraron desprotegidos social y económicamente; pero al mismo tiempo adquirieron la libertad para trabajar y valerse por si mismo, sin estar sujetos ni obedientes a ninguna organización o a personas particulares. A mediano plazo esta nueva situación les fue favorable presentándoseles la oportunidad de dedicarse a negocios que anteriormente eran explotados por los jefes de la desintegrada Mafia de Nueva Orleáns. Los Vaccaro-D’ Antoni fueron creados y educados en un ambiente de asesinatos, extorsión y de chantajes, de métodos y procedimientos mafiosos Sicilianos los cuales para ellos eran más que normales, siendo la única forma de vida que conocían, por consiguiente, era lo único que podían dar.
Por lo tanto, esa manera y forma de proceder la puso en práctica Salvatore D’ Antoni al llegar a la barra del Cangrejal, exigiéndole a su primo Francisco Pablo Tarantino Caruso, en nombre del clan familiar Siciliano, que «ponga toda su fortuna a favor del clan familiar» (31), y por la llamada Ley del Levirato, Tarantino tuvo que obedecer, pues en caso contrario sabía a lo que se exponía. . Tal como se lo expresó Salvatore D’ Antoni a los Poquiteros que lo enfrentaron en el Municipio de El Porvenir; «con nosotros los Sicilianos no anden bromeando, porque estamos dispuestos a todo. Muy pronto hasta la ciudad de La Ceiba se dio cuenta que el Siciliano no mentía».
Muchos ceibeños estimaban que si no se hubiera producido la matanza de 1890, donde muere asesinado el gran Padrino de la Mafia Giusseppe Machecca; no hubiera surgido la Vaccaro Brothers ni tampoco las otra veinte compañías norteamericanas que se organizaron en el sector ceibeño del Litoral Atlántico. Probablemente habrían triunfado la Machecca Brothers Company, la Oteri Pioneer Line y el napolitano Enrique Pizzati. «La historia habría sido distinta, aunque los métodos siempre serían los mismos».
«La Mafia siciliana de Italia no pudo ser desorganizada del todo hasta 1928, en que el Prefecto de Palermo, con la autoridad de Benito Mussolini, inició una serie de juicios en masa. Pero tras la Segunda Guerra Mundial volvió adquirir auge».
Investigaciones llevadas a cabo por organismos nacionales y privados de los Estados Unidos de América, dan cuenta que a partir de 1930, los hermanos Vaccaro todavía mantenían relaciones con círculos criminales de Nueva Orleáns, «y quizás más allá de esta ciudad» (36), la evidencia más clara de esta relación, era la presencia de Seymour Weiss como administrador del Hotel Roosevelt, donde los Vaccaro eran prácticamente los dueños. Mientras vivió en Nueva York, Weiss actuó como un agente mafioso con enorme poder del corrupto Gobernador de Luisiana Huey Long. A mediados de 1930 el Hotel Roosevelt de los hermanos Vaccaro era utilizado por el mafioso Seyrnour Weiss, para realizar transacciones económicas con conocidas figuras del bajo mundo, al amparo y protección del Gobernador Long. Los más asiduos visitantes que utilizaron los servicios del Hotel Roosevelt, fueron los tres líderes en el ámbito nacional del Sindicato del Crimen: Frank Costello, Jake Lansky y Dandy «Phil» Kastel .
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