San Pedro Sula, 30 de septiembre 2016
Hermano mio,
hoy continuo mi carta de la semana pasada.
Analizando los hechos me considero testigo que vivió esa etapa sin comprender lo que sucedía. Recuerdo el campo de futbol, lugar de reunión donde por la tarde estaban aquellos hombres sin mañana. Donde nadie se identificaba por su nombre ni tampoco importaba dedonde habian llegado.
Yo: como niña curiosa me acercaba para llevarle a Moncho Amaya – como llamaba yo al famoso escritor – las cuartillas arrugadas y sucias en donde plasmaba el dolor viviente sin ley de aquellos campeños que aun sintiendose victimas de un patron despiadado, sin alma, podian cantar y danzar con la muerte al compas de una vieja guitarra que lloraba.
La suerte de aquellos que buscando fortuna olvidaron vivir como seres humanos y en medio de su dolor sonreian y se mofaban de su destino cruel que cada dia consumia sus vidas. La tuberculosis, la malaria eran sus compañeras. Vivian en lo que llamaban barracones para solteros. Dormian en hamacas, en catres y los que ya no podian trabajar dormian en el suelo. Un dia escuchbas al capitan gritar: «para que sacaran al enfermo». Se lo llevaban al hospital de la Ceiba «Central de la Operaciones de la Estandard Fruit Company» y no lo volvias a ver.
Yo soy testigo y lo recuerdo de tanto tiempo porque todo aquello que hoy te cuento lo comparo con el sueño americano de hoy donde nuestra juventud se va buscando una vida mejor para encontrarse con la muerte.
Lastimosamente ahora no tenemos un Ramon Amaya Amador que describa nuestra realidad. Las victimas de estos tiempos no mueron por regar veneno, los destroza la «bestia negra» en el camino y los que logran llegar a su destino mueren por la droga, la indiferencia y la discriminación de nuestros gobiernos mal manejados por los mismos de ayer. Los depredadores de mi patria y sus riquezas nunca se fueron.
Compraron nuestras tierras a las conciencias malvadas, ambiciosas, y traicioneras de sus malos hijos que tambien al final seran victimas de los que los manejan. Porque hoy igual que ayer cuando era niña hoy como anciana su presencia me inspira terror. Ahora recuerdo que en aquellos años los Hondureños se identificaban como les llamaban «campeños ignorantes». Hoy despues de tantos años hemos «evolucionado». Nos identifican como indocumentados, mojados y delincuentes. Ahora como quien va de caza de animales los persiguen con perros amaestrados que identifican sus presas por el hedor de sus cuerpos.
Son muchos los que mueren en el intento de realizar su ……… SUEÑO AMERICANO.
Y con esto termino de contarte mis vivencias que jamas hubiese contado. Gracias, amigo por inspirarme. Solo tu con tu sabiduría y nobleza de corazon lo lograste.
Gracias por escucharme!
Tu amiga para siempre
Elda
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