Este texto es parte de una conferencia de Lic. Carlos Urbizo que el apartó a estudiantes en San Pedro Sula, Honduras.
- El propósito de este ensayo es despertar en el lector un interés, una preocupación por los aspectos culturales que determinan nuestra condición o nivel de vida, y el entorno en que se desarrolla. De sobra es conocido, y nos lo remachan, que somos miembro prominente del tercer mundo. La mayoría asocia este término con pobreza, países desordenados, gobernados por dictadores o autócratas, o jefes de estado ilegítimos e ilegales. Está también relacionado muy de cerca con “repúblicas bananeras” que comprende países no necesariamente productores de banano. Conozcamos mejor estos términos. Comenzaré con el término “república bananera” por sentirnos más identificados con esa caracterización sólo por el hecho de ser productores de banano para la exportación. En ciencia políticas, se refiere a un país inestable política, económica, y socialmente, que depende de un producto (bananos) como lo era Honduras a principios del siglo pasado cuando O. Henry acuñó la frase describiéndola en su famoso libro “Cabbages and Knigs” (1904). El origen de esa inestabilidad también tenía que ver con la influencia, grande y desproporcionada, de compañías extranjeras (United Fruit Company, en nuestro caso) que operaban a su antojo sobornando y/o chantajeando gobiernos débiles y hasta ignorantes. Hoy en día el término se aplica más a la clase de elecciones de un pueblo en donde prevalece el fraude abierto o encubierto ― incluso en Estados Unidos, y hasta persecución de adversarios políticos y privados. Es muy común oír y leer en los medios americanos que “tal o cual elección es estilo “república bananera”. En una apariencia publica reciente el Presidente Donald Trump catalogó el abucheo e insultos como los de una “república bananera” cuando parte de la audiencia gritaba “a la cárcel!” Refriéndose a las elecciones para gobernador del Estado de Georgia, USA, de 2018, un titular de un artículo se refería a “manipulación de votantes a nivel [costumbre] de república bananera”. La expresión, pues, ha evolucionado en los en los últimos cien años, y ahora se usa libremente para cualquier irregularidad política o corrupción pública. El término “tercer mundo” fue acuñado por un francés, Alfred Sauvy, en 1952 y se refería a países no alineados con el primer mundo capitalista, o con el segundo socialista/comunista.
- ¿Como salimos del estancamiento? Algunos dentro de esa calificación, por exclusión, se autodenominan “no alineados” pero típicamente tienen tendencias o simpatías socialistas o comunistas. El tema es, en verdad, por qué estamos estancados en ese “tercer mundo”, y como podríamos salir de él y pasar al primer mundo ya que el segundo colapsó comenzando poco antes del derribo del muro de Berlín. Desde luego es una pregunta que implica una respuesta amplia y profunda. Si nos ha llevado en Centro América, y más propiamente Honduras, 199 años llegar a esta condición y alto grado de pobreza, es obvio que no se podrá revertir en pocos años. Pero más que el tiempo que pueda llevar, lo importante es que comencemos a caminar en la dirección correcta. Hay muchas teorías sobre como “salir de la pobreza” y como crecer, progresar, y se desarrolla una nación. Hay un sinnúmero de teorías económicas, pero muy pocas socio-culturales y políticas. En este ensayo voy a tratar sobre los factores culturales que conducen al desarrollo o bienestar, ampliamente entendido, de una nación. Antes de entrar en la materia de este trabajo, es importante dejar establecido que es sistema político es fundamental y que en alto grado está relacionado con la cultura. No obstante, si deseo manifestar, que el sistema político democrático es el único, hasta ahora, que ha logrado los mayores niveles de libertad individual y bienestar material o económico. No es accidente que los países ricos, (capitalistas del primer mundo) sean democráticos, y que exista una mediación directa entre ambas instituciones (democracia y capitalismo – libertades políticas y económicas.) No es aventurando decir, pues, que si somos más pobres es porque no somos democráticos. Y si alegáramos que somos democráticos y pobres, tendríamos que concluir que la democracia (y el capitalismo) en Honduras fracasó. Pero resulta que no puede fracasar algo que nunca ha existido! (le queda al lector hacer su propio análisis y reflexión sobre esta aseveración.) Pero ya que estamos en el tema, ampliemos la explicación de “pobre y no democrático”. Un pilar fundamental en la creación (o reducción de la pobreza) de la riqueza, es la inversión, pública y privada. Pero para que haya inversión es preciso que existan condiciones previas e idóneas para que acuerda. Esas condiciones fundamentales son: libertad, seguridad, y confianza. A través de todos los tiempos se conoce fehacientemente que esas condiciones sólo pueden darse en un sistema democrático. En el campo político democracia quiere decir, o implica, libertad individual y soberanía popular, separación de poderes, restricciones y limitaciones al uso y abuso de poder para impedir la corrupción e impunidad, capacidad institucional para detectar los abusos de poder, castigar a los culpables, y tomar los correctivos necesarios para que no se repitan. Ahora bien, la tesis de este trabajo es que una “transformación cultural” puede conducirnos a que creamos o instituyamos ese sistema político y económico que resultará en “una salida de la pobreza y un camino “hacia una vida mejor.”
- Lo que hemos hecho hasta ahora como nación y gobierno ha fracasado abismal y deplorablemente. Y esto lo puedo afirmar con hechos observables y comprobables con facilidad:
- 6 – 7 de cada 10 hondureños viven en la pobreza.
- 5 de esos 7 pobres viven en la indigencia.
- 2 de cada 3 hogares no tienen electricidad.
- 1 de cada 2 adultos no terminó la primaria.
- 2 de cada 5 niños sufren desnutrición y…. para que seguir con la lista!
- Un desempleo del 40% de una fuerza laboral de 7 millones de personas, trabajan apenas 4 millones (INE 2019)
- El salario promedio de L6,300.00 es inferior al mínimo de L9,500.00.
- El índice de violencia es de casi 50 por cada 100 mil personas contrasta con un promedio mundial de 6.2 (ONU).
- Honduras ocupa el lugar 146 de 180 países en grado de corrupción.
- Ante este panorama tan desventurado, sombrío y triste (y tenemos que ser realistas si queremos revertir esta lamentable condición), me tomo la libertad de proponer o postular lo siguiente:
Lo que nuestros pueblos (el hondureño en este caso) iban a hacer o lograr en la presencia de las desventajas y obstáculos que sobresalen o prevalecen en nuestra comunidad, ya se alcanzó. Es decir, ya llegamos hasta dónde íbamos a llegar. Ya dieron todo lo que tenían que dar.
Si queremos salir de este status quo, tenemos que transformar o sustituir los modelos y estructuras políticas, económicas y sociales que nos restringen, que nos empobrecen y que nos agobian. (en fin, como se diría en jerga académica tenemos que cambiar de paradigmas.
Transformación Cultural Más concretamente, tenemos que llevar a cabo una transformación, una revolución cultural! La cultura que tenemos es la que nos ha colocado en la pobreza donde estamos. Es claro, entonces, que si no nos gusta donde estamos, tenemos que cambiar de cultura. En este contexto, por cultura me refiero al conjunto de valores, principios, actitudes o normas de conducta que una comunidad le inculca a sus miembros en el hogar, en la iglesia, en la escuela, en el trabajo, y en fin en todos los lugares o medios socializantes que el hombre crea para convivir. El modelo político-económico, que describiré más adelante, ha generado algunos atributos culturales en nosotros que no conllevan a la formación de una verdadera comunidad. Atributos o deficiencias, que no son muy halagadores, y que parecen compartirse en mayor grado en países subdesarrollados:
• Desconfianza • Desmotivación
• Desconocimiento • Desdicha
• Desinformación • Desesperanza
• Desinterés (por los demás) Una verdadera comunidad es unida, considerada, bondadosa, altruista (no caritativa), sensible, solidaria. Por eso es que hablo de una transformación cultural.Puesto de otra forma, si nuestra condición actual de indigna pobreza es el resultado (malísimo) de nuestras acciones (comportamiento), y nuestras acciones son el resultado de nuestros pensamientos (mentalidad o cultura), es lógico concluir que si queremos una “buena condición” (progreso / paz y bienestar), nuestras acciones (comportamiento), tienen que cambiar, y para cambiar nuestra acciones es indispensable cambiar nuestra mentalidad (cultura). Este es, pues, el punto de arranque o de partida!
Por gobiernos sobre-dimensionado debe entenderse también un gobierno intruso, interventor y “moralizador” (entre comillas) que pretende ordenar al pueblo como debe vivir y trabajar con el pretexto del bien común, de promover el bienestar del pueblo, logrando con eso más bien un resultado diametralmente opuesto.
Una muestra clara, incuestionable, irrebatible, patética y trágica de esta mentalidad retrógrada y pedante son las modificaciones al Código Penal que está virtualmente aprobado por el Congreso Nacional. He aquí un resumen de lo que estoy hablando:
Artículo 249: De 3 a 6 años de cárcel por fabricar o vender “artículos que por su nombre, marca, envoltura, presentación o apariencia puedan ser confundidos con productos similares patentados o registrados a nombre de otro”. (Esto no es infracción de patente, nótese bien.)
Artículo 299 (4): De 3 a 6 años de cárcel para quien exporte artículos de primera necesidad o materias primas básicas sin permiso, cuando se requiera, si existen motivos para presumir que con ello puede producirse escasez o carestía.”
Artículo 246: De 3 a 6 años de cárcel para para quien habitualmente (¿qué es habitualmente? ¿una vez a la semana? ¿todos los días?) preste dinero… y no se encuentre inscrito en el registro oficial… o no lleve libros de contabilidad.
Artículo 299 (5): De 3 a 6 años de cárcel para quien sin la autorización del banco central de Honduras se dedique a la compra-venta de monedas extranjeras, bien sea que estén representadas con billetes, títulos valores o cualquier otro documento representativo de valor.
Artículo 331: Reclusión de 2 a 5 años de cárcel a quienes convoquen o presidan cualquier reunión o manifestación sin haber obtenido el permiso o autorización legalmente requerido.
Pero no todas son así de caras: les leeré ahora un par de las faltas baratas:
Artículo 345: De 2 a 4 años de cárcel por ofender a una autoridad pública con ocasión del ejercicio de sus funciones. (Si el ofendido es el Presidente, el precio sube de 3 a 6 años).
Artículo 357: Multa de L25 mil a L50 mil al funcionario o empleado público que, a sabiendas, proponga o nombre para un cargo o empleo público a personas que no reúnan los requisitos exigidos por la ley.
Articulo 410 (8): De 60 a 90 dias de càrcel quien moleste sin necesidad animales o les pone una carga evidentemente excesiva.
Articulo 414 (4): De 60 a 90 dias de reclusiòn quien en balcones, ventanas, pretiles u otros puntos coloca o suspende objetos que, en caso de caerse, puedan causar daño a los transeúntes o vecinos, y
Articulo 418 (1): De 60 a 90 dias de càrcel quien mediante estampas o grabados o de cualquier otra manera ofende la moral y las buenas costumbres.
¿Qué les parece este panorama? Y sólo les he mencionado algunos de los artículos que contiene ese infame Código Penal. ¿Estamos listos para participar en la Mega Tendencias mundiales? Para lo que estarían ustedes listos, es para cambiar de carrera. Basta sólo el Artículo 249, que en la forma escrita, virtualmente proscribe y aniquila la competencia. Pues mercadeo, que es de lo que van a comer ustedes, depende de un ambiente de competencia para prosperar, florecer, y llevar a los consumidores cada día mejores productos, a mejores precios, con mejores condiciones en la satisfacción de sus necesidades y resolución de problemas. ¿Pueden ustedes ahora apreciar el reto que tienen?
Donde estamos y para donde Vamos
El reto es precisa y obligadamente mejorar o adecuar nuestro entorno! Algo así como preparar la tierra antes de poder cultivar y cosechar. En otras palabras tenemos que quitar la capa de concreto que nos impide crecer, progresar, lograr proporcionarnos un mayor y mejor nivel y calidad de vida. “…Lo importante es saber dónde estamos ahora, para donde vamos, y como se podría llegar allá.”Me gustan estas frases, y voy a intentar responder a ellas. Pero quiero antes dejar plenamente claro que lo que aquí manifiesto o expongo es mi opinión, mi apreciación, por decirlo así mi verdad, aunque sí documentada y fundamentada. En otras palabras, en ningún momento pretendo que sea la única verdad pues en ese caso estaría cayendo yo en la misma pedantería que lamento.
Repitiendo la interrogante “…donde estamos ahora, para donde vamos, y como se podría llegar”. Por allá hace un rato, hice un breve perfil que describía con precisión donde estamos.
Estamos en una pobreza deplorable, y vamos hacia más pobreza, y llegaremos allá (a más pobreza) si no cambiamos nuestro modelo económico y político.
Nuestro Modelo Económico-Político
¿Y qué modelo económico tenemos? Pues bien, lo que diré sorprenderá a algunos. Contrario a lo que oímos en la radio, leemos en los periódicos y vemos en la televisión, nuestro modelo o sistema No es capitalista; No es neoliberal sólo porque tenga algunas características comunes con esos modelos, como tampoco es comunista ni socialista porque también tenga algunas características con esos sistemas. Técnica y realmente hablando, nuestro sistema es mercantilista.
La importancia de esta afirmación (aparte de saberlo por saber que es algo) es doble:
Si sabemos lo que algo es, conoceremos sus atributos, sus reglas, su comportamiento, y seríamos consistentes y congruentes en su aplicación para obtener el máximo beneficio, y si conociendo la naturaleza de ese algo (en este caso el mercantilismo), nos parece absurdo y contraproducente (como en nuestro caso lo es), entonces tenemos el derecho y obligación de rechazarlo y poner en marcha uno nuevo y mejor. Veamos que es el mercantilismo, y determinemos si tiene alguna semejanza con lo que existe en un lugar del mundo muy conocido por ustedes.
Escribe Hernando de Soto en “El Otro Sendero”, libro excelente y revelador:
“Para el diccionario de las ciencias sociales de la UNESCO… “Mercantilismo es la creencia de que el bienestar económico del estado (pueblo) solamente puede ser asegurado por reglamentación gubernamental de carácter nacionalista… o según otros que enfatizan el papel del sector privado del mercantilismo, es la “oferta y demanda de privilegios monopólicos utilizando la maquinaria del estado” (Pag.251) Para Charles Wilson, amplía Hernando de Soto, “el sistema mercantilista estaba compuesto por todos los recursos legislativos, administrativos y reglamentarios, por los cuales sociedades predominantemente agrarias buscaban transformarse en sociedades comerciales e industriales… para lograr sus objetivos, el estado mercantilista concedía privilegios a productores y consumidores favorecidos por medio de reglamentaciones, subsidios, impuestos y licencias.” (Pag.252).
¿Qué les parece este retrato económico⎯social? Pues bien, este sistema es el que existió en Europa del Siglo XV al siglo XIX, y es el que heredamos de nuestra madre patria, España, y que como buenos guardianes de herencia y tradición, existe aún en la mayoría de nuestros países. Podríamos concluir entonces que tenemos algo así como unos 500 años de atraso! Ese sistema anticuado, retrógrado, absurdo y contraproducente es parte integral de nuestra cultura! Y si nos ha generado una pésima condición⎯pobreza, dependencia, incapacidad, atropello o negación a nuestra libertad individual y derechos naturales ⎯ entonces tenemos la responsabilidad de rechazarlo y abolirlo. Para lograrlo, tenemos que transformar esa cultura!
¿Y por qué modelo cambiaríamos el mercantilismo? Por el neo (liberalismo), que no existe ni ha existido nunca en Honduras, y, por lo tanto, no puede haber fracasado algo que no se ha implantado aún. Fue precisamente el liberalismo⎯que en Latinoamérica se conoce como neoliberalismo por haber sido recién descubierto ⎯ el antídoto o correctivo que se le aplicó al mezquino y empobrecedor sistema mercantilista.
¿Qué es exactamente el neoliberalismo? El neoliberalismo no es libertinaje, ni es “dejar hacer, dejar pasar” con el sentido negativo y odioso que generalmente le dan.
167. “Dejar hacer, dejar pasar” tiene un origen noble y Liberador, Aprendí en algún lado. Se refería a la libertad de escoger profesión u oficio (dejar hacer), y a la libertad de tránsito (dejar pasar) sin pedir permiso a reyes, príncipes, duques ⎯ y hoy a gobiernos o autoridades. El neoliberalismo no es una ideología en el sentido de un conjunto de reglas y normas que prescriben, estipulan o rigen un comportamiento determinado para lograr ciertos fines. Para Mario Vargas Llosa, famoso escritor y crítico peruano: “El neoliberalismo es tolerancia, creer en la relatividad de las verdades (no en el monopolio de la verdad), estar dispuesto a rectificar el error y someter siempre las ideas y las convicciones a la prueba de la realidad. Por eso el liberalismo es una filosofía (modo de pensar)… No una ideología. Continúa diciendo Vargas Llosa: “Muchos no tienen la menor sospecha de lo que se trata, pero comprenden, eso sí, que es una palabra de fogosa actualidad. “Para una versión estereotipada ⎯ pero muy extendida ⎯ (neo) liberalismo quiere decir capitalismo y mercado nada más.
“En verdad, aclara Vargas Llosa, “antes que eso, quiere decir libertad económica y política, propiedad e imperio de la ley (derecho).” Según Carlos Alberto Montaner, otro famoso columnista
exiliado cubano residiendo en España:
“El (neo) liberalismo es un modo de entender la naturaleza humana y una propuesta para conseguir que las personas alcancen el más alto nivel de prosperidad potencial que posean (de acuerdo con los valores, actitudes y conocimientos [cultura?] que tengan) junto al mayor grado de libertad posible… Al mismo tiempo el (neo) liberalismo descansa en dos actitudes vitales que conforman su talante: la tolerancia y la confianza en la fuerza de la razón.
Ampliando este concepto, agrega Carlos Montaner:
“… La esencia de este modo de entender la política y la economía radica en no señalar de antemano hacia donde queremos que marche la sociedad, sino en liberar las fuerzas creativas de los grupos e individuos para que estos decidan espontáneamente el curso de la historia (todos somos protagonistas activos). Los (neo) liberales (capitalistas) no tienen un plan para diseñar el destino de la sociedad, incluso les parece muy peligroso que otros tengan esos planes y se arroguen el derecho de decidir el camino que todos debemos seguir.” Demás está decir que estas ideas o teorías existen desde hace 200, 300 ò más años, y que no eran desconocidas por nuestros próceres Francisco Morazán y José Cecilio del Valle. José Cecilio del Valle, escribía así del mercantilismo: “[Bajo este sistema] el propietario no [es] señor de lo suyo, con derecho a disponer libremente de lo que le [pertenece]. No puede [exportar] su dinero a los mercados en donde [tiene] más valor; extraer sus frutos a plazas en donde se [vendan] al precio más alto. [Debe] ser víctima de las trabas, restricciones y monopolios aconsejados por la secta mercantil y erigidos en ley por los gobiernos.” Refiriéndose a la inclinación del hombre por dominar a susSemejantes, Valle condena: “Cada sociedad fue vista como un cuerpo que sólo puede subsistir devorando los demás; y el hombre como pupilo que, en todos los periodos de su vida, debe ser guiado por la mano de un ayo. Dice Valle en tono crítico: “Se formaron para su dirección distintos sistemas; se multiplicaron los reglamentos; y el comercio, la industria, las artes, la infeliz y desvalida agricultura, no podían dar un paso sin tropezar al instante con ejecutores puestos, en todas partes, para hacerlos observar.
“…Fue feliz la revolución de ideas….” continúa diciendo; “Se conocieron los derechos del labrador y del comerciante; se manifestó que la agricultura que labra la tierra y el comercio que lleva a los mercados escasos los productos de los abundantes deben ser libres en sus labranzas y extracciones e importaciones”.
Citando después a su mentor, Jeremy Bentham, filósofo inglés, escribe Valle: “…No puede haber riqueza ni propiedad, sino habiendo seguridad en la persona, libertad en el giro y respeto a la propiedad”.
Por su lado Francisco Morazán, en su condición de General Jefe Supremo Provisorio del Estado de Costa Rica, aplicó estos conceptos libertadores sin vacilación a llegar al poder de esa nación.
Veamos un par de ejemplos:
- Decreto LXIII (63) de 1842 (hace 155 años):
“Considerando: Que el libre desarrollo de la industria es el mejor agente de la riqueza publica, dejando obrar el interés individual sin otras trabas y restricciones que as muy indispensables al buen orden de la sociedad…”
- Refiriéndose al reglamento de policía, se lee en el considerando:
“…Hallándose dicho reglamento del todo fundado en principios los más absurdos y antieconómicos, envuelve una monstruosa aglomeración de poderes y acata de una manera directa la propiedad de los costarricenses y su libertad individual; que pone trabas y restricciones en alto grado perjudiciales a la circulación y aumento de la riqueza pública, destruyendo la libertad de comercio y la industria…”
- Decreto 48 sobre el valor de la moneda:
“Considerando: Que el Decreto… de 1841, mandando dar el valor de dieciocho pesos a cada onza de oro acuñado es sumamente perjudicial al comercio y riqueza del mismo Estado; porque embarazando la libre circulación de la moneda en el exterior, obstruye las operaciones del comercio y perjudica la propiedad de los costarricenses en los cambios con el extranjero; teniendo presente que el aumento de precio en el de la moneda es una operación que no corresponde a los gobiernos, sino que debe ser un resultado del valor convencional que se les dé en el comercio para su circulación y cambio….”
- En el Decreto 51 del 13 de mayo de 1842, aprendemos sobre el libre comercio así:
“Considerando: que si en el estado hay una demanda muy considerable de mulas [podría ser maíz, arroz o frijoles], para conducir el café que produce, el interés individual es el único que puede responder a ella y no las prohibiciones aprensivas que tienden a impedir el uso libre de esta propiedad. Art. 1 y único: queda derogado en todas sus partes el Decreto 25 del 25 de septiembre de 1841, que prohíbe la exportación; y aclara exento de diezmos por espacio de 10 años la crianza de mulas.”
Es más el liberalismo que también es conocido como “capitalismo”, es totalmente congruente con la doctrina social de la Iglesia Católica.
En su admirable encíclica “Centésimos Annus” Justicia para todos, escribe el Papa Juan Pablo II: “42. Volviendo ahora a la pregunta inicial ¿se puede decir quizá que, después del fracaso del capitalismo, y que hacia él estén dirigidos los esfuerzos de los países que tratan de reconstruir su economía y su sociedad? ¿Es quizá éste el modelo que es necesario proponer a los países del Tercer Mundo, que buscan la vía del verdadero progreso económico y civil?
“La respuesta obviamente es compleja. Si por “capitalismo” se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva, aunque quizá sería más apropiado hablar de “economía de empresa”, “economía de mercado”, o simplemente de “economía libre.“ La iglesia no tiene modelos para proponer. Los modelos reales y verdaderamente eficaces pueden nacer solamente de las diversas situaciones históricas, gracias al esfuerzo de todos los responsables que afronten los problemas concretos en todos sus aspectos sociales, económicos, políticos y culturales que se relacionan entre sí. Para este objetivo la iglesia ofrece, como orientación ideal e indispensable, la propia doctrina social, la cual ⎯ como queda dicho ⎯ reconoce la positividad del mercado y de la empresa, pero al mismo tiempo indica que éstos han de estar orientados hacia el bien común.” Esta es otra forma de definir el liberalismo, y es consistente con un postulado fundamental de Adam Smith, padre de la economía moderna, quien dijo que una “mano invisible” guía al individuo hacia el bien común en la búsqueda de su propio bienestar.
Conociendo ahora que es neoliberalismo, preguntémonos ¿Cómo es posible estar en contra de una forma de pensar que nos puede llevar o conducir a realizar nuestros talentos y habilidades a su máxima expresión?¿Cómo podemos estar en contra de una forma de pensar que nos puede llevar a realizar nuestro potencial humano como criaturas de Dios, mejorando así nuestro nivel y calidad de vida?
Así que antes de tratar de lidiar con esas Mega Tendencias, cualquiera que esas sean, debemos pasar por una “Transformación Cultural”. Ese es el verdadero reto.
Hace más de 500 años escribió Maquiavelo: “No hay nada más difícil de emprender, más peligroso de conducir, o más incierto de tener éxito, que tomar el liderazgo de introducir un nuevo orden de cosas, porque la innovación tiene por enemigos a todos aquellos que se han beneficiado de las viejas consideraciones, y por defensores débiles a aquellos que podrían beneficiarse bajo las nuevas condiciones.” En su penetrante y estimulante, sino preocupante libro preparándose para el siglo XXI, Paul Kennedy apunta que “… La influencia más importante en la respuesta al cambio de una nación es probablemente sus actitudes sociales, creencias religiosas, y cultura.” Más adelante tiene el Sr. Kennedy esto que decir sobre los que creen que la solución es simple y sencillamente aprender las lecciones del mercado, y tener una población educada y debidamente equipada:
“[Para llegar a esa etapa] no sólo se requiere terminar con regímenes armados, con la incapacidad burocrática, con la protección de intereses creados o especiales, con la falta de protección o seguridad jurídica, con fundamentalismos religiosos, y todos los demás obstáculos al comercio que existen en muchos países de Centroamérica, el medio Oriente y el África abajo del Sahara. También se requiere una transformación de los sistemas predominantes de valores (cultura) en muchas sociedades del mundo en desarrollo que son contrarias a las normas del racionalismo occidental, la indagación científica, la teoría legal, y el capitalismo.
“… Esa solución ignora el hecho que lo que necesitan las naciones más pobres no es simplemente los efectos liberadores de la economía de libre mercado, sino que también inversiones enormes para mejorar la condición social.”
¿De dónde provendrán esas enormes inversiones sociales? Es una pregunta retórica que quedará en el tintero.
En Ruta a la Transformación
Primero, quiero decirles que espero haberlos estimulado sino preocupado lo suficiente para que decidan participar activamente en forjar las condiciones que puedan conducirnos a una mejor calidad de vida.
El desinterés, apatía o desilusión que el modelo actual ha creado en la mayoría del pueblo, tiene que superarse con la convicción de que el círculo vicioso (falta de inversión/pobreza) en que nos encontramos, sólo nosotros mismos podemos romperlo. Desde luego, no es fácil decidir cómo aplicar o hacia que encauzar esa participación o protagonismo activo. Yo propongo que esa participación o protagonismo activo tendrá que canalizarse por los partidos políticos ya que es el gobierno el que establece directa o indirectamente el modelo económico y social a través de las leyes, reglamentos, boletines, circulares, y ordenanzas así como de su poder de convocación, persuasión, disuasión y represiva. Con ese protagonismo podemos comenzar a crear, o influir para que se creen, las condiciones fundamentales para el desarrollo de nuestra capacidad creativa que es la clave para mejorar nuestra calidad de vida. Estas condiciones han sido expuestas brillantemente por el Dr. Lawrence Harrison, diplomático en Latinoamérica por unos 20 años y profesor de ciencias políticas en las universidades de Harvard y Mit, en su libro El Subdesarrollo es un Estado de la Mente.
La idea no es entrar en una polémica, o pretender que esta sea la única o mejor vía por ahora, para comenzar a mejorar nuestra condición de pobreza. Por una parte, es la que yo conozco y que encuentro sumamente válida, convincente, y extraordinariamente factible ⎯ y además intelectual, o si se quiere, académicamente desafiante y estimulante.
- Creando un ambiente en el cual el pueblo Espere y reciba un trato justo. Espere ⎯ Sin esta anticipación se entorpece o impide la toma de decisiones. Puede ser que no llegue a recibir un trato justo, pero sería inesperado o esporádico.
- Creando un sistema educativo (y de capacitación)
eficaz y accesible a todos.
- Creando un sistema de salud que proteja al pueblo de enfermedades que debilitan y matan.
- Creando un ambiente que fomente la experimentación
y crítica.
- Creando un ambiente que permita a las personas
tanto descubrir sus talentos y preferencias, como encontrar el trabajo apropiado donde aplicarlos o utilizarlos.
- Creando un sistema de incentivos que premie el mérito y el logro, y, por el contrario, que desaliente el nepotismo y la influencia; y
- Creando estabilidad y continuidad que permite planificar
con confianza.
¿Víctimas o mal Orientados?
Tenemos que reconocer, y creo que todos aquí estaremos de acuerdo, que todas estas condiciones que enumera el Dr. Harrison están dentro de nuestro control. Para ello, tenemos que sacudirnos, despojarnos, rechazarla “teoría de la dependencia” dejar de sentirnos “víctimas”, y recuperar o desarrollar la confianza en nosotros mismos. En su libro recién publicado, muy comentado y de gran venta en Estados Unidos, titulado “The Flight of the Buffalo” (El Vuelo del Bùfalo) por Ralph Stayer dice, aunque en otro contexto (el empresarial) algo que se asemeja a este sentido de víctima. El señor Stayer, hoy en día un consultor de empresas muy cotizado, revela en su libro que el comenzó a tener muchísimo éxito hasta que reconoció que él era el problema. Creo que la analogía y mensaje para nosotros en estos países es obvio!. El víctima nunca piensa que debe él cambiar; es el victimario el que debe hacerlo. Pues esperemos sentados para no dar el trancazo al suelo porque no hay tal “culebra de cachos”.
Conclusión
Para concluir, quiero citar una vez más al Dr. Harrison del contenido de su último libro Who Prospers. ¿Quién prosperará en el mundo? se pregunta el Dr. Harrison, y contesta: “Prosperarán las sociedades comprometidas con el futuro, con la educación, con logros y la excelencia; comprometidas con una mejor vida para todos; comprometidas con la comunidad; comprometidas con la libertad y la justicia!!!”
Podría terminar mi intervención aquí pero no puedo dejar de hacer énfasis en dos temas críticos:
- La imperiosa necesidad de una transformación cultural; y
- La importancia de una ética o culto al trabajo.
Escribió nuestro Sabio Valle hace más de 175 años:
“El trabajo es el origen de toda riqueza; el trabajo es el principio de la escala inmensa de valores…
“El pueblo donde haya mayor suma de trabajo, deberá tener mayor suma de riqueza. Esta es la verdadera balanza política. Las naciones que quieran inclinarla a su favor, deben aumentar los trabajos, únicas pesas que la hacen volver a un lado más bien que a otro.”
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