Textos tomados del libro de Ingris Lagos Soriano «El Ferrocarril Interoceánico de Honduras – El sueño del progreso y la Region del Valle de Sula»

La TEORIA:
Desde el principio de la construcción del ferrocarril, el representante de Estados Unidos en Honduras, A. Baxter, manifestó el interés de su Gobierno por estrechar relaciones comerciales con Honduras. Es su discurso (en el año 1869) luego de elogiar la Administración del Presidente Medina, y de resaltar los grandes beneficios que el proyecto ferroviario prometía a Honduras, expresó:
«Permítame felicitaros sobre la esperanza bien fundada de un temprano complemento del ya comenzado camino de hierro interoceánico al travéz de vuestra República; el cual, cuando concluido, asegura el rápido y creciente progreso de este país privilegiado. … Permítame también expresaros en nombre de mi Gobierno, las esperanzas de que muy breve se aumentarán las ventajosas transacciones de valiosos productos entre este país y el de los EE.UU. y que, como puedo asegurar desde luego será para mutuo beneficio e interés de ambos países.»
Y la PRACTICA:
En su declaración ante el juez en el Juzgado de Omoa, la señora Cristina Salvador manifestó: …
‘El cinco de septiembre del corriente año fui declarada prisionera en el punto de Chamelecón … no habiendo cometido ningún desorden mucho menos un delito, no reconociendo la autoridad del Sr. Ransom (ingeniero de la Compañía del Ferrocarril), y sus asociados, junté las cosas que había llevado a vender y trey para mi casa en esta ciudad (San Pedro Sula). … El día siguiente sin pensar en nada llegó a mi casa una escolta armada condujo a la estación del ferró-carril, donde después de haber esperado algún tiempo llegaron el señor Random, el comandante local Cruz y el Señor Lopez Comandante de Puerto Cortes a quien el Señor Random ordenó me llevase prisionera para ser juzgado en este Puerto. … A mi llegada me redujo el Señor Comandante Lopez à prisión en el cuartel con los soldados por diez días; y por la orden del Sr. Turner, pero como me hallaba muy enferma, gracias a las angustias y trabajos que había sufrido y con síntomas de aborto, me puso en libertad: busqué la casa de una comadrona, o partera y el día siguiente se verificó el aborto o mal parto de de una criatura de ocho meses: no apareciendo parte ninguna quejándose contra mi, no habiendo tampoco en aquel puerto autoridad competente a quien podría yo quejarme, busqué el camino para mi casa en esta ciudad con una carta de Salvaguardia del Señor Comandante Lopez. Así se terminó mi asunto, sin saber yo porque había sido tratado tan cruelmente e ilegal en oposición a toda ley y garantías dadas por el Supremo Gobierno de esta Republica a los emigrados de toda clase …’
La señora Cristina acusó al ingeniero Ransom y a sus asociados de rapto e infanticidio, y también pidió indemnización por la perdida de mercancías que sufrió cuando fue llevada a prisión. Presentó una lista detallada de los más de veinte artículos que comercializaba entre los trabajadores del ferrocarril: almohadas, quinqués, machete, cucharas, cuchillos, tenedores, platos, manteca de cerdo, gas, entre otros productos (los cuales aparentemente le hacían competencia al almacén de la compañía).
….
Sin embargo, mas de una decada después, la Memoria de Fomento y Agricultura de 1908 menciona que los bananeros de la zona por donde recorre el ferrocarril afrontaban una crisis de graves consecuencias, atribuida a problemas relacionados con el transporte marítimo y a las exigencias de las compañías extranjeras, que la producción local no estaba en condiciones para competir con la de otros países:
… la situación se hacia mas gravosa por ser la zona bananera a que me refiero independiente las otras regiones productoras bananeras de la Costa Norte, en donde existen compañías que hacen el negocio de siembra y de transporte, de tal manera que, no importándoles para sus propositos la zona del ferrocarril, la perdida de la producción total de la fruta era completa, lo que produjo la crisis mencionada.
Esta anormal situación de los fruteros dio por resultado que los principales factores del comercio aquel articulo formaran la Asociación Frutera de Sula para trabajar por el restablecimiento del negocio en decadencia. La secretaría de mir cargo por su parte, dirigió circular a los cónsules de Honduras en el exterior con fecha 20 de enero del año pasado, con el objeto de que interesaran a las compañías de transporte en el negocio referido, haciéndoles ver la disposición en la que está el Gobierno para proporcionar las facilidades, siempre que se trate de empresas honorables, que garanticen el cumplimiento de sus compromisos.
La falta de mercado para los bananos producidos en el valle de Sula, debido a la competencia de las empresas extranjeras y al monopolio del transporte, terminó desalentando a los productores locales. A partir de la década de 1910, varios de ellos pudieron en venta sus fincas y tierras, mientras que otros que continuaron produciendo, optaron por asociarse para fortalecerse, y hasta viajaron a Estados Unidos en búsqueda de nuevos compradores.
Esta situación continuó agraviándose en la década de 1920, hasta que colapsó en la década de 1930; según anota John Soluri «… la crisis económica de 1929 dio un golpe fuerte a los productores «independientes» del banano en el valle de Sula, pero fue el brote de la sigatoka, en 1935, que los dio un golpe mortal a muchos de los poquiteros.
La autora del libro «El Ferrocarril Interoceánico de Honduras» Ingris Lagos Soriano a pesar de las partes criticas y fraudulentas del Ferrocarril nunca realizado pero completamente pagado (hasta 1953!) llega a la conclusión, que «en el imaginario de la elite política de Honduras, el Ferrocarril Interoceánico era el factor fundamental para alcanzar el ‘progreso’. Dominado por esa idea, durante el Gobierno de Jose Maria Medina, a finales de la década de 1860 y principios de 1870, el Estado hondureño adquirió tres prestamos en la banca europea (inglesa y francésa) por un total de cinco millones quinientas mil libras esterlinas, dirigidos a la ejecución de la obra.
No obstante, el proyecto fracasó. Solamente se construyó la primera sección del ferrocarril, mientras que los otros dos tramos quedaron abandonados, lo que generó una enorme deuda, que restringió el crédito y las finanzas del país por ocho décadas. Sin embargo, la construcción del ferrocarril en el valle de Sula representó posibilidades de desarrollo para la zona.
El proceso de construcción de la primera sección, entre 1869 y 1872, fue crucial, pues propició una serie de transformaciones en las dinámicas del espacio del valle de Sula que marcarían su evolución. En el ámbito social, atrajo a un sinnúmero de personas para los trabajos de la linea férrea, lo que produjo una mayor circulación de nuevas ideas y el desarrollo de varias actividades novedosas. Así, las personas recién llegadas, sin proponérselo, aportaron a la transformación del espacio. Desde entonces, la zona empezó a ser percibida como un lugar de oportunidades y un espacio factible para vivir, en especial en los poblados ubicados en las inmediaciones de la ruta férrea.
En el ambito economico, al margen de los intereses de la compañía y aprovechando la coyuntura, los comerciantes de Omoa expandieron sus negocios hacia el interior del valle de Sula, en especial en Puerto Cortés y San Pedro Sula. Además la compañía constructora propició el vinculo comercial con Estados Unidos, lo que dio lugar a la presencia dominante del comercio norteamericano, sobre todo en la década de 1880.
La construcción de la primera sección del ferrocarril, entre 1869 y 1872, constituye el punto de partida en la formación de la Region del Valle de Sula. La compañía intervino en la reorganización del espacio y la jerarquización de los poblados: propició el declive del puerto de Oma y, en su lugar, el fortalecimiento de Puerto Cortés como el puerto pricipl de la zona, mientras que San Pedro Sula, ubicada prácticamente en medio del valle, emergió como ciudad central. De igual forma, el ferrocarril contribuyó a la ocupación y apropiación del territorio y, a la vez, estableció vínculos e interpelaciones entre sus habitantes.»
Aún que «a los hondureños jóvenes no les gusta leer» especialmente a ellos aconsejamos leer este libro. El que sabe de donde viene tiene mejor orientación a donde ir!
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