Roma no hubiese sido el imperio que conocimos, sino se hubiese aventurado a construir barcos y conocer el oficio de la navegación, lo que le permitió competir y finalmente destruir al rival Cartaginés y hegemonizar el Mediterráneo. Ya antes lo habían hecho los griegos y los llamados «pueblos del mar» que asolaron el medio oriente. Persia fue poseedora de grandes formaciones de barcos mercantes, siglos después China con la legendaria gran flota de el almirante Zengh He monopolizo el comercio del Indico y Africa oriental. El imperio español creció a la sombra de grandes flotas, al igual que los Paises Bajos y Portugal, y el imperio ingles solo pudo ser dominante después del naufragio y batalla de Trafalgar donde logró vencer a las flotas aliadas de Francia y España.
El Imperio Británico se basó en la dominancia de las rutas marineras durante varios centenarios
Pedro el Grande de Rusia y su flota
El Zar Pedro el Grande logró periodo de mayor crecimiento del Imperio ruso con la construcción de su propia armada, que le permitió su salida al mar Báltico y mar Negro.
Llegado el siglo XXI, las reglas no han cambiado, el emerger de China, como potencia económica, con su estrategia de expansión comercial denominada la ruta de la seda, pretende ser bloqueada militarmente en su salida al océano pacifico, a través de la nueva OTAN llamada AUKUS, por las iniciales de Australia, United Kingdom y United States. Los planes de esta nueva guerra están programados por AUKUS para finales de este decenio. Uno de los objetivos del golpe de Estado en Ucrania en el 2014 era que el nuevo gobierno cerrará la salida al mar Negro y al Mediterráneo al la flota rusa, medida que fue abortada por Rusia al patrocinar la independencia de Crimea. La incorporación de Ucrania a la OTAN tiene por objetivo completar un cerco militar a Rusia para bloquear sus rutas de comercio y eventualmente anular su poder de disuasión nuclear.
La moneda está en el aire.
Miguel Paz, 16 Marzo 2022
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