Es importante comenzar diferenciado los términos crecimiento económico y desarrollo sostenible, ya que generalmente somos engañados con índices de crecimiento económico que no nos llevan al desarrollo sostenible.
Tal como nos dice Daly (1997) en Crecimiento Económico y Sostenibilidad “el crecimiento es incremento cuantitativo de la escala física; desarrollo es la mejora cualitativa o el despliegue de potencialidades (…).”1 De esta cita se puede deducir que la principal diferencia entre crecimiento económico y desarrollo sostenible es que el crecimiento se refiere al incremento porcentual del Producto Interno Bruto (PIB) de una economía en un período de tiempo, sin tomar en cuenta externalidades que determinen si este aumento proviene de actividades genuinamente productivas, o de consumo de recursos naturales, o de actividades que aumentan y disminuyen el bienestar, o la producción como la producción para el autoconsumo o la economía informal.2 Por el contrario, el desarrollo sostenible es la definición de una estrategia ganadora en la que los objetivos de crecimiento y conservación dejan de ser incompatibles, basándose en la integración de un modelo de análisis económico por un lado, y por otro, de encontrar una traducción práctica de todas sus implicaciones sobre los criterios que deben guiar las decisiones de asignación de recursos.3
La concientización mundial sobre el desarrollo sostenible ha llevado también a que los Estados impulsen normativas y regulaciones para las empresas (Honduras no es la excepción), a las cuales deben sujetarse. Pero ¿son suficientes estas regulaciones? ¿Han sido verdaderamente concebidas para garantizar el desarrollo sostenible y no solo el crecimiento económico?
El cumplimiento regulatorio es impuesto por el Estado con carácter obligatorio, generalmente conservadores y poco ambiciosos e innovadores en cuanto al desarrollo sostenible se refiere, así como susceptibles de manipulación e ineficacia por corrupción y falta de control y seguimiento, aunado al poco valor económico que representa para la empresa, que lo
1 Crecimiento económico y sostenibilidad. www.oei.es/decada
2 Diferencias y similitudes en las teorías de crecimiento económico.
3 Carlos Mauricio Gómez . Crecimiento económico y desarrollo sostenible
visualiza como una imposición que no le genera beneficio y que comúnmente no responden a las verdaderas necesidades que la sustentabilidad requiere.
Por estas razones, y muchas otras, es que ha surgido la necesidad de concientizar e incentivar a las empresas para que establezcan sus propias estrategias ambientales encaminadas al objetivo común e impostergable del Desarrollo Sostenible. En este tema podemos detenernos brevemente, ya que hablar de concienciación ambiental requiere de un esfuerzo aún mayor. Concientizar es educar, por lo que es hablar de un proceso que dura toda la vida y que tiene por objetivo impartir actitudes y valores hacia el medio ambiente para tomar un compromiso de acciones y responsabilidades que tengan por fin el uso racional de los recursos. De esta aseveración surgen algunas interrogantes ¿A quién corresponde educar ambientalmente? De hacerse ¿Se hace como proceso permanente o solo se toma como una medida transitoria? ¿ Los actores que definen las estrategias e incentivos ambientales encaminados al Desarrollo Sostenible tienen conciencia ambiental?
La estrategia ambiental es producto de la iniciativa empresarial, con una visión innovadora y competitiva, para lograr introducirse en esos mercados compuestos por consumidores exigentes y respetuosos del ambiente, así como con la finalidad de generar un valor agregado a la empresa como a sus stakeholders. Una estrategia ambiental debe implicar la adopción de políticas y medidas que van más allá de lo que la normativa legal exige, para adoptar parámetros de sostenibilidad superiores que evidencien un verdadero compromiso y una verdadera convicción con estos objetivos.
En la actualidad, como respuesta a las exigencias de mercados respetuosos y conscientes de la importancia de buscar el desarrollo sotenible y no únicamente el crecimeinto económico que nos lleva a la explotación desmedida de los recursos naturales, han surgido estrategias ambientales empresariales que conllevan implementar en todos sus procesos una Producción Más Limpia (P+L). La Producción Más Limpia es, según el PNUMA “…la aplicación continua de una estrategia ambiental preventiva integrada a los procesos, a los productos y a los servicios para aumentar la eficiencia total y reducir los riesgos a los seres humanos y al ambiente. La P+L se puede aplicar a los procesos usados en cualquier industria, a los productos mismos y a los distintos servicios que proporciona la sociedad.”4 La P+L es una estrategia de “gana-gana”, ya que protege al medioambiente, al consumidor y al trabajador, mientras que mejora la eficiencia industrial, así como los beneficios y la competitividad. Para decirlo en pocas palabras, la P+L es “Aprovechar los recursos eficientemente respetando el medio ambiente”.
4 Centro nacional de producción más limpia y tecnologías ambientales.
La P+L simplemente pretende que quienes poseen industrias o empresas introduzcan mejoras sustanciales en el proceso de elaboración de productos u oferta de servicios que les permita: 1. Reducir el volumen de residuos que se generan; 2. Ahorrar recursos y materia prima; 3. ahorrar costos de tratamiento; 4. Modernizar la estructura productiva; 5. Innovar en tecnología; 6. Mejorar la competitividad de las empresas.5 En definitiva es una estrategia considerada como la vía idónea para la consecusión del Desarrollo Sostenible.
En nuestro sociedad a todas luces se percibe mucha incomodidad por parte de las autoridades gubernamentales, así como mucha lentitud y obstáculos para incentivar, apoyar y aprobar los proyectos de P+L, que si bien es cierto deberían ser prioritarios para nuestros países, igualmente cierto es que intereses económicos de élites tienen una gran influencia e injerencia a nivel de gobierno, que les facilita entorpecer y evitar la proliferación de este tipo de proyectos. El costo que conlleva lograr un uso sostenible de los recursos no es desproporcionado, pero si exige esfuerzos e inversión, tanto por parte del sector público como del sector privado. Lo que no se percibe en el país es sensibilidad ambiental, ya que los pocos proyectos encaminados a procesos de producción de energía limpia son iniciativa extranjera, en su mayoría europea, que es desincentivada por los engorrosos trámites y trabas que tienen que enfrentar diariamente hasta desistir del proyecto e irse a otros países donde sus autoridades públicas, así como la empresa privada, tenga una mayor consciencia ambiental.
Es verdaderamente absurda e inaudita la postura tanto del sector privado como público, aliados contra la sustentabilidad y a favor de intereses mezquinos, aún y cuando la Producción Más Limpia se emplea de forma generalizada en muchos países.
Nuevamente pregunto: ¿Porqué no se apoyan estas iniciativas?
5 Solange de la Cruz Matos. Compromisos para la producción más limpia paso a paso.
María Fernanda Reina García, Abogada y catedrática universitaria, Master en Legislación Ambiental y en Derecho Empresarial.
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