POLITICA EXTERIOR Por. MILTON D. JIMENEZ PUERTO
Además de los principios básicos y ortodoxos del derecho internacional, tales como, la no intervención, el respeto a la autodeterminación, la solución pacífica de los conflictos, el respeto al orden jurídico internacional, el respeto irrestricto a los derechos humanos y demás; es claro que una política exterior coherente debe, necesariamente, incorporar aspectos que permitan insertarse en el ámbito de aquellos países que actúan de forma pragmática y moderna en sus relaciones internacionales, siendo por ende, insoslayables los temas que tienen que ver con la migración, las relaciones comerciales, las inversiones, la lucha contra todo tipo de criminalidad organizada y trasnacional y en general la seguridad regional y mundial.
Por supuesto que cada país y cada región puede y debe tener sus propias interpretaciones y prioridades sobre los temas antes enumerados(seguramente falta mencionar varios);pero no tiene, necesariamente, que haber contradicciones entre los diversos países y regiones del mundo, salvo cuando los aspectos a tratar en diversos espacios de ejecución de la política exterior sean de interés especial para las grandes potencias económicas y/o militares, o bien, para los bloques que gradualmente se han ido conformando en el mundo. Ejemplos de lo anterior son los más visibles como ser el terrorismo internacional, el narcotráfico, la trata de personas, y, algunos aspectos del comercio internacional. Honduras, que históricamente ha hecho suyos los principios elementales del derecho internacional, también ha incorporado, gradualmente, nuevas prioridades en el desarrollo de su política exterior; no se puede obviar mencionar, que,lamentablemente, nuestro país no ha construido los órganos interinstitucionales y participativos a partir de los cuales se pueda diseñar lo que denominaríamos nuestra POLITICA EXTERIOR, de forma tal que ,con las variaciones circunstanciales e históricas, tengamos posiciones y acciones que propendan a la defensa apropiada, oportuna y necesaria de los intereses nacionales.
No es que no se haya actuado en determinadas circunstancias en pro de la defensa de nuestra soberanía y de nuestras fronteras patrias (concepto bastante cuestionable en la actualidad); por el contrario, Honduras se ha caractérizado por realizar, ya sea en la negociación directa bilateral o multilateral, como ante las instancias judiciales internacionales, por defender con contundencia y buenos argumentos, nuestras fronteras patrias, basta ver para ello los resultados obtenidos en la definición de nuestros límites territoriales desde principios del siglo veinte en distintos litigios con países vecinos como ser Guatemala, Nicaragua y especialmente El Salvador; como igualmente la definición de fronteras marítimas con México, Belice, Cuba, Gran Bretaña (Islas Caymán), Jamaica (en negociación) y Colombia (con sus bemoles) sin embargo tenemos asignaturas pendientes como por ejemplo el definir la frontera marítima con Nicaragua en el punto de la desembocadura del rio Coco o Segovia, el no haber intervenido como tercero en discordia en el litigio entre Nicaragua y Colombia por diferencias en cuanto a sus límites fronterizos en el mar, y, otros. De igual manera considero de suma importancia el darle continuidad y mejorar la Política de Atención al Migrante elaborada y puesta en práctica durante la administración Zelaya Rosales la cual contiene distintos aspectos de la temática de los migrantes, así mismo es impostergable el fijar posiciones sólidas y duraderas en relación a la participación de Honduras en organismos multilaterales y los criterios que informan las relaciones de naturaleza bilateral, como igualmente la participación de nuestro servicio exterior en la promoción de los productos que se elaboran en el país y con los cuales podemos competir en el mercado externo o bien una intervención más decidida en colaboración con otras estructuras gubernamentales y privadas en la divulgación de nuestras ventajas turísticas.
En conclusión, Honduras, o a mi entender, ha actuado sobre la marcha en materia de
política exterior, los acontecimientos muchas veces nos han sobrepasado y nos han obligado a la toma de decisiones apresuradas y bastantes desorganizadas justamente por la falta de preparación previa y la inconsistencia o inexistencia de una política exterior, se vuelve por lo tanto imperioso el trabajar en ese sentido, igualmente y en consonancia con lo anterior, se debe estructurar un servicio exterior que de una vez por todas responda a los intereses del país y de los hondureños.
No puedo concluir estos breves comentarios sin hacer referencia específica a dos temas de la política exterior que hoy en día y muy particularmente en la región mesoamericana adquieren una importancia de primer orden y que están ligados íntimamente; me refiero a la defensa y promoción de los derechos humanos así como el cumplimiento de los fallos, resoluciones y doctrina de las instancias internacionales de carácter jurídico en materia de
derechos humanos y cuyo cumplimiento se deriva de los tratados y convenciones que en ese campo ha suscrito Honduras y, la defensa de los derechos de los migrantes tanto de hondureños que emigran como de extranjeros que transitan por territorio nacional en dirección a otros países y regiones. En el primer aspecto, aunque justo es reconocer que se han realizado esfuerzos para cumplir con responsabilidades con la comunidad
internacional, estos no han sido suficientes al extremo de que se exhibe un déficit en la vigencia de los derechos humanos no solo ante países que cooperan con Honduras sino también ante instancias internacionales tanto del sistema interamericano como del sistema universal, verbigracia la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, o bien ante el Comité Contra la Tortura de la
Organización de las Naciones Unidas o ante la Comisión de Derechos Humanos de esta misma instancia. En materia migratoria, considero que Honduras sin que se deba estimular la migración ilegal, no se ha diseñado las políticas idóneas y oportunas para que se haga efectivo el respeto de los derechos humanos de nuestra población migrante especialmente en México, Estados Unidos de América y eventualmente Europa(España e Italia).
Igualmente, Honduras por su posición geográfica es un territorio de tránsito por parte de una gran cantidad de personas que desde diversas latitudes del mundo se dirigen hacia los Estados Unidos de América o Canadá; en ambos casos se evidencia la inexistencia de una política clara y coherente respecto del tratamiento de esa población, de su reinserción en nuestro país de aquellos que en gran cantidad retornan voluntaria u obligatoriamente a
Honduras, de la misma manera cada día se incrementa el número de personas que utilizan el territorio hondureño como país de tránsito pero de la misma manera han aumentado el número de denuncias de violaciones a los derechos humanos de esa población transeúnte.
En general Honduras tienes todavía un largo camino por recorrer en el desarrollo de su política exterior y por ende en elevar su imagen ante la comunidad internacional y en la defensa de sus derechos amén de obtener los beneficios que pudieran derivarse de un comportamiento adecuado y respetuoso de ciertos principios elementales en el concierto del mundo actúa.
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